Si eres campana ¿dónde está el badajo?
Si eres campana, ¿dónde está el badajo?;
si pirámide andante, vete a Egito
si peonza al revés, trae sobrescrito;
si pan de azúcar, en Motril te encajo.
Si chapitel, ¿qué haces acá abajo?
Si de diciplinante mal contrito
eres el cucurucho y el delito,
llámente los cipreses arrendajo.
Si eres punzón, ¿por qué el estuche dejas?
Si cubilete, saca el testimonio;
si eres coroza, encájate en las viejas.
Si büida visión de San Antonio,
llámate doña Embudo con guedejas;
si mujer, da esas faldas al demonio.
El soneto de Quevedo retoma un tema en el que ya se había insistido mucho en periodos anteriores: el artificio en la belleza femenina. La idea de la bondad y hermosura de todo lo natural creado por Dios, así como el ideal platónico de belleza como reflejo de lo divino, entra en clara contradicción con el uso de afeites y otros artificios a los que eran aficionadas muchas mujeres.
El soneto está compuesto por catorce versos endecasílabos de rima consonante ABBA, ABBA, CDE, DCE. Como es habitual, los versos se organizan en cuatro estrofas: dos cuartetos y dos tercetos
Se trata de un poema satírico-burlesco, editado en El Parnaso español (1648), en que Quevedo critica el uso del guardainfante, muy de moda entre las damas del siglo XVII .
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada